El término «trauma», que etimológicamente significa «herida», se refiere no solo a daños físicos sino también a las profundas heridas psicológicas. Pierre Janet, en 1919, describió el trauma como el resultado de una exposición a un evento estresante ineludible que sobrepasa los mecanismos de afrontamiento de una persona. Esta definición, aunque centenaria, sigue siendo esencial para comprender la naturaleza compleja del trauma.
El trauma suele estar rodeado de estigmas y malentendidos, como la percepción de que es una señal de debilidad o una fuente de vergüenza. Estos mitos incluyen creencias como que ciertos eventos no pueden causar trauma, que el trauma es un signo de debilidad personal, que se resuelve con el tiempo, o que es exclusivo de la infancia. En la psicoterapia, es crucial desmontar estos mitos para abordar el trauma de manera efectiva y compasiva.
Es fundamental además distinguir entre el trauma y el TEPT. Mientras que el TEPT, clasificado en el DSM-5, requiere un evento externo específico para su diagnóstico, el trauma en sí puede ser el resultado de una variedad de experiencias. Por tanto, la formulación clínica debe diferenciar entre traumas que implican daño físico o peligro (trauma «T») y aquellos que no lo hacen (trauma «t»), siendo estos últimos a menudo ignorados en las clasificaciones convencionales.
El trauma puede manifestarse como un evento puntual o como una serie de eventos acumulativos, como en el caso de maltrato o negligencia prolongada en la infancia. Esta complejidad subraya la importancia de que los psicoterapeutas estén bien formados para identificar y tratar tanto los traumas evidentes como los sutiles y acumulativos.
Para los psicólogos y psicoterapeutas, una formación especializada en trauma es esencial. No solo mejora su capacidad para reconocer y tratar diversos tipos de traumas, sino también para identificarlos cuando no son tan evidentes. Además, permite aprender a traducir la sintomatología actual como producto del aprendizaje, algo clave que mejora la comprensión de los casos y la potencia de los procesos terapéuticos. El enfoque integrador de nuestra formación en NB Psicología, que combina la teoría del trauma con la psicoterapia basada en el apego ofrece una visión clara de estos conceptos.