
Cada año, un millón de personas pierden la batalla contra sus propios demonios internos, y en España, más de 3000 individuos toman un camino sin retorno. El suicidio se alza como la principal causa de muerte por causas externas, superando a las agresiones y accidentes. Sorprendentemente, afecta a los hombres tres veces más que a las mujeres, y aunque la tasa de suicidio aumenta con la edad, la infancia y la adolescencia no están exentas de riesgos.
El suicidio no es un evento aislado, sino que suele estar precedido por factores precipitantes. La presencia de estrés severo, eventos traumáticos o conflictos personales importantes puede contribuir a esta trágica decisión. En ocasiones, la pérdida de roles sociales y el aislamiento social pueden agravar la situación.
Muchas personas que llegan al punto de contemplar el suicidio padecen trastornos psicológicos diagnosticables. Los más comunes incluyen la depresión, el abuso de alcohol, los trastornos de personalidad, el trastorno bipolar y la esquizofrenia. Además, se ha identificado un factor de riesgo significativo: el trauma en la infancia.
Las personas que viven en soledad, experimentan desesperanza y han tenido intentos de suicidio previos pueden ser uno de los grupos de mayor riesgo. En muchos casos, estas personas también carecen de apoyo social, sintiéndose aisladas y abandonadas.
La repetición de intentos de suicidio es un fenómeno preocupante. La mitad de las personas que intentan quitarse la vida ya han intentado hacerlo antes. Además, ciertos factores, como los antecedentes de abuso de alcohol y la sensación de decepción por haber sobrevivido a un intento anterior, aumentan el riesgo de repetición.
La conducta suicida no es un acto único, sino que se desarrolla en un espectro que abarca desde la ideación hasta el intento consumado. Comienza con la ideación suicida, que puede variar desde pensamientos vagos de autodesprecio hasta planes detallados para quitarse la vida. La ideación con intención es un paso crítico hacia el riesgo real, seguido de tentativas de suicidio y, en última instancia, el intento consumado. La ideación suicida es una señal temprana de vulnerabilidad al suicidio. Puede variar desde pensamientos vagos de autodesprecio hasta planes concretos para quitarse la vida. Sin embargo, la naturaleza de la ideación puede marcar la diferencia en términos de riesgo. Cuando la ideación es egosintónica, es decir, proporciona alivio, es más peligrosa que cuando genera sentimientos de culpa o vergüenza. Además, la intencionalidad y el grado de concreción de la ideación son factores cruciales para evaluar el riesgo.
Abordar la ideación suicida es una tarea delicada pero vital para el psicoterapeuta. Estar preparado para trabajar con personas con este tipo de riesgo es una habilidad básica del psicólogo sanitario. Y para ello, es necesario conocer las intervenciones más eficaces y desprenderse de mitos o errores que se suelen cometer si no se tiene una formación especializada. Así, algunos errores terapéuticos comunes incluyen la creencia de que hablar de ello es peligroso, la distracción o la reestructuración cognitiva. Por otro lado, hay aciertos terapéuticos que incluyen acoger al paciente, aplazar la decisión de suicidarse, ampliar su visión de la situación, anticipar crisis, explorar alternativas y tomar medidas concretas.
El manejo de la ideación suicida requiere comprensión, empatía y una escucha activa. Evitar el tema no es la solución. Se deben realizar preguntas directas y abiertas, evitando el lenguaje vago. Tomar en serio las amenazas y los indicios es fundamental. Además, es crucial desarrollar un plan de prevención que incluya estrategias para momentos de impulsividad.
En última instancia, el suicidio es un problema de salud mental que necesita ser abordado con compasión y atención. Compartir la responsabilidad y brindar apoyo continuo son pasos vitales para ayudar a quienes luchan con estos oscuros pensamientos. La luz al final del túnel existe, y como futuros psicólogos, nuestra tarea es guiar a aquellos que la buscan hacia ella.
Si eres profesional de la psicología formarte en este terreno y contar con apoyo de otros colegas es fundamental. En nuestra escuela encontrarás diversos recursos con este fin, incluyendo supervisiones y una red de compañeros que pueden ayudarte a enfocar los casos complicados con perfiles tan delicados.